QUESO TIERNO
El proceso del queso tierno es un poco largo. Lo primero que hacemos es pasteurizar la leche. Debido al debilitamiento de las cadenas de calcio durante el calentamiento, se añade un poco de Cloruro cálcico. Luego se le añaden los fermentos. A continuación se añade cuajo a la leche. Pasado un tiempo, se corta la cuajada hasta que el grano quede en un tamaño adecuado. Se saca de la cuba parte del suero y se sustituye por agua. Se calienta un poco y se le quita casi todo el suero para prensar manualmente con unas chapas. Esta masa más compacta se corta en trozos para introducirla en moldes. De ahí, pasaremos a la prensa donde sacaremos parte del suero que aún les queda a los quesos dándoles presión. Al cabo de un rato, se sacan de los moldes y se les da la vuelta aplicandoles más presión. Para terminar, entran en la salmuera para que cada queso coja la sal que le hace falta. Maduraremos los quesos aproximadamente un mes en una cámara donde controlaremos la humedad y la temperatura. Después de todo este proceso, el queso estará listo para ser degustado.
Es un queso de color amarillento por el exterior y blanco por el interior. Sabor intenso a leche de vaca y mantequilla, más suave yogur y un punto de frutos secos. La textura es apreciablemente cremosa pudiendo ser su característica principal. Es ideal para comer tanto crudo cómo fundido: con un talo, con una lasaña o pasta, incluso derretido en una tostada. La tortilla de este queso también está muy rica. ¡Disfruten!